Contar, leer, transmitir...
Un cuento puede contarse de tantas maneras que me faltan dedos de las manos para señalar un número exacto, pero todos los "cuenta-cuentos" deben tener una característica común: "vida". Vivenciar el momento, saborearlo, apreciar el misterio y las risas, suplantar la personalidad de un león con un simple cambio de tiembre y.... ¡acto seguido! ser una dulce princesa...
Disfrutemos contando historias y los niños apreciarán los cuento. La lectura tiene un valor incalculable, y la forma de contar "el cuento" puede ser la herramienta más eficaz para animar a la lectura.
Así recuerda Antonio Martínez Menchen su niñez, cuando su madre lo encantaba con cuentos de boca de su abuela...: "Mi afición por la literatura data de un tiempo en que yo aún no sabía leer".
Contar, leer, amar...
"El nexo amoroso del lector adulto con un libro es intuido por el niño pequeño. Esta sorpresa de algo que no alcanza a explicarse motiva su deseo de poseer el objeto amado por otro, llama la curiosidad o el interés su naciente sensibilidad" (Ana Pelegrín).
¿Y a que viene todo esto?
Pues que navegando encontré a Beatriz Montero, escritora y cuenta-cuentos de esas que tras cada palabra te hace preguntarte ¿y que pasó después?
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