Sin vida, estudiando, saboreando teorías de la educación. Hay tantas alternativas pedagógicas por elegir... y tantos que desvirtuan su profesionalización en manos de "libros sin niños". Si... libros sin niños... Textos que pueden seguir criterios evolutivos, pero que jamás sabran las necesidades de "tus niños". Libros de textos que no comprenden que a Lucía hay que dejarle que lea los enunciados dos veces, que Víctor necesita acariciarte el pelo todas las mañanas aunque sólo sea un segundo, o que Ana odia las abejas porque una vez una picó a su mamá y hubo que llevarla al hospital.
Sigo estudiando, investigando, escuchando... Y aunque no tengo ni idea donde estaré el mes que viene, tengo claro el camino que quiero seguir: "Flores amarillas con tallos rojos y vacas púrpura".
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